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Ayuda en el lugar de la catástrofe

El tornado, que el día 24 de junio arrasó al atardecer los municipios en la frontera de la región de Břeclav y Hodonín, ocasionó seis víctimas humanas, habiendo destrozado también unas 1 200 obras (por ejemplo, la organización El Hombre en Apuros indica incluso 1 600 edificios), una gran cantidad de árboles o coches. Los daños han sido estimados en 15 mil millones de coronas, habiéndose destinado a su demolición 200 casas. Han sido afectados críticamente siete municipios.
La catástrofe natural dio lugar a una ola de solidaridad humana que consiste en la organización de colecciones públicas, pero también en la ayuda de miles de voluntarios y una serie de organizaciones sin ánimo de lucro directamente en los municipios afectados.
Para la zona afectada partió con la organización ADRA también Květa Przywarová, empleada del Departamento Técnico de SmVaK Ostrava, que ayudó como voluntaria en Moravská Nová Ves. Fue en este municipio donde se había dañado el mayor número de casas. De un total de 370 se han designado 30 para su demolición. Asimismo, ha sido destruido el tejado y parte de la torre de la Iglesia de San Jacobo o dos pensiones y una taberna. En la agrocooperativa dañada han perecido como mínimo 80 toros.
«En la zona afectada por el tornado salí el 28 de junio y estuve allí dos semanas con una corta pausa. Salí el domingo 11 de julio. Llevo yendo con Adra a lugares en situaciones de crisis desde hace más de 20 años, los últimos 12 años como coordinadora. Ayudaba por ejemplo durante las inundaciones en la zona de Nový Jičín, Liberec, en Praga y los alrededores o en el campo de refugiados Slavonski Brod para la sucursal croata de nuestra organización», explica Przywarová.

 

Seguimiento de necesidades

La primera semana supuso la parte principal de la ayuda, el seguimiento de necesidades de los afectados haciendo hincapié en el ámbito financiero. «El primer día iba de casa en casa y conversaba con los afectados para tener una idea de qué es lo que realmente necesitan en esta difícil situación. Desde la mitad de la semana coordiné este seguimiento. Se trataba de entrevistas con los afectados o, en su caso, una intervención de crisis en caso de haberse exigido. Para ello me es útil el entrenamiento en la intervención de crisis compleja», constató Przywarová.
Durante la segunda semana el municipio le pidió a ADRA que coordine la actividad de los voluntarios in situ. Esto había supuesto sobre todo casar las ofertas y las demandas de voluntarios. Se ha seguido realizando el seguimiento adicional de necesidades. La propia organización ADRA apoyó en la primera ronda de ayuda financiera 202 casas con la cantidad de 150 mil coronas. A continuación tuvo lugar el seguimiento adicional para la otra ronda de ayuda económica. «Debido a que nuestra organización colabora con otras ocho organizaciones no lucrativas que toman parte en la ayuda financiera, los documentos para el seguimiento no nos sirven sólo a nosotros, sino también a otras organizaciones sin ánimo de lucro que operan de esta forma en Moravská Nová Ves. Se trata, por ejemplo, de la fundación Nadace Via y, en caso de necesidad, El Hombre en Apuros», explica Przywarová que había coordinado desde el puesto de la organización ADRA la actividad de los voluntarios y, en su caso, de la técnica que había soportado esta actividad. Se trataba, por ejemplo, de la carga y vaciado de los contenedores o el transporte del material. Según sus palabras, se había tratado de doce horas de actividad voluntaria al día.

Alcance de la catástrofe
Habida cuenta de la situación, se había necesitado también la ayuda psicológica a los afectados. Ésta era prestada al principio por psicólogos de los bomberos y la policía, pasándose sucesivamente a la Cruz Roja y los especialistas colaboradores. La tarea de ADRA consistía en unir las necesidades de los afectados con los psicólogos.

«¿Cuál fue la situación después de la catástrofe directamente en el lugar? Debido a que estuve en Moravská Nová Ves dos veces con una pequeña pausa entre las estancias, tuve la posibilidad de ver cómo iba cambiando la situación directamente en el lugar. Cuando llegué al sitio por segunda vez, vi que algunas demoliciones de las obras ya se habían hecho. Allí donde hace un par de días todavía estaba una casa, de repente había un agujero en el suelo. Ver las demoliciones en vivo es una dura experiencia, difícil de describir con palabras. Y cuando uno ve de qué forma y con qué fuerza impensable golpeó el tornado y, ante todo, oye las historias de los afectados, se da cuenta de la increíble fuerza de la naturaleza que el hombre no es capaz de frenar, a pesar de todos los esfuerzos violentos e insensatos, ni sabe determinar con exactitud su comportamiento. Se da cuenta de que es necesaria la humildad que muchas veces nos falta en este aspecto», concluye Przywarová.